
Por razones evidentes La Domadora de Cuentos era muy bien acogida en las bibliotecas, donde con frecuencia había fugas y motines, especialmente protagonizados por los personajes de aquellos cuentos olvidados y llenos de polvo.
Precisamente por ese cariño que La Domadora sentía hacia los libros y por su don de darles a los personajes un nuevo aliciente para seguir existiendo entre las páginas, el hada fue llamada a celebrar El Día de la Biblioteca de Castilla-La Mancha en un pueblecito de Guadalajara llamado Chiloeches.

Jugaron a imaginar lo que pasaría si tuvieran un hermano mono como el "Mono Lolo" e hicieron magia con las coloridas pajaritas de papel de "Un disfraz sin antifaz" para descubrir que la fantasía es, sin duda, el mejor tesoro que existe en el mundo. También cantaron canciones y, como siempre, pudieron ojear sus libros favoritos en los que, aquel día, no había ningún personaje triste y olvidado. Porque las bibliotecas son más felices cuando hay un montón de niños dentro.



