
Se produjo la magia de los cuentos y, durante toda la mañana, las bibliotecas se llenaron de animales de granja en huelga, bestias salvajes y monos traviesos. ¡Ah! y no faltaron canciones y bailes.
Fue una jornada muy intensa, pero muy divertida y, como siempre, el mejor premio fueron las sonrisas y las miradas que me llevé en la maleta. Desde aquí agradezco a Natalia Manzano, que me invitase a conocer las biblios de Villarrobledo.




