Una de las mejores cosas que tienen los festivales y este tipo de encuentros internacionales es que, gracias a ellos, se tiene la oportunidad de conocer a muchísima gente interesante, e incluso de forjar amistades maravillosas. Os quiero presentar a algunos de los amigos que hice en
MAGIA MUNDI, aunque, como suele pasar, no tengo fotos de toda la gente estupenda con la que tuve contacto.
Este que veis aquí abajo es Jan Deicke, un excelente cuentacuentos que, además es el director del festival. En la primera imagen está dando unas palabras de bienvenida a los visitantes en el momento de abrir las puertas al público:
Aquí estoy con Jan y con Heiner Hitz, gran cuentacuentos suizo con el que entablé una buena amistad. Más abajo le podéis ver narrando uno de sus cuentos:
Fue Andreea Botezan, amiga rumana afincada en Dresde, a la que conocí el pasado abril en Austria, quien me habló de MAGIA MUNDI y quien, a su vez, habló a Jan de mí. Es decir, sin ella yo no habría vivido esta experiencia maravillosa. Además de contar cuentos, Andreea es especialista en trabajo con niños (manualidades, campamentos...) y toda una artista. En la primera imagen la podéis ver contando un cuento con Carola Lampe, Gabriel Krappmann, y en la siguiente en la performance que hizo con Sophia Leu y Aya Nozawa.
Con Lorcan Flynn era imposible no pasar un buen rato. Este cuentacuentos irlandés, afincado en algún lugar de Alemania que ahora no recuerdo es, sobre todo, un gran cómico, que sabe cautivar al público con su voz profunda y su buen humor. Además, está hecho todo un bailarín, como pude comprobar la noche de la inauguración. Aquí le podéis ver contando una de sus historias.
Uno de esos momentos inolvidables que se producen de forma espontánea y que se quedan grabados en la memoria para siempre tuvo como protagonistas a los niños de esta foto. Era domingo por la mañana y había empezado a llover, todo el mundo corrió a refugiarse en las tiendas y los escenarios a cubierto y sentí que el ambiente se había puesto súbitamente melancólico. Entonces oí sonido de tambores en una de las tiendas de descanso y entré a echar un vistazo. Ahí estaban estos dos, tocando con frenesí y un ritmo fabuloso. A ellos se había unido un grupo dispar de personas que, según llegaban a la tienda se hacían con algún instrumento y se sumaban a la música sin decir una palabra. Yo también me uní. Estuvimos tocando durante un rato, sin hablar, cada uno ensimismado en cierto modo pero, al mismo tiempo, convertido en parte de un todo acompasado. Mientras, la lluvia aportaba su acorde de agua sobre la lona blanca de la tienda.
Y aquí debajo tenéis a la dulce Jacqueline Behr (a la izquierda en la foto), la primera persona que vi nada más aterrizar en Dresde. Sabe hablar español con acento mexicano y con ella pasé buenísimos momentos de charla y risas, no sólo en el viaje desde el aeropuerto hasta Nossen -ella conducía-, sino durante todo el sábado y el domingo.
Hannes Heyne (en la foto de abajo) es luthier y músico de la naturaleza. Su trabajo es tan especial que resulta difícil resumirlo en unas líneas, así que os recomiendo que visitéis su página web. Él fabricó la mayoría de instrumentos que estaban a disposición de los visitantes de MAGIA MUNDI para que improvisaran su propia armonía con la naturaleza. Pasé la última noche de mi viaje en su casa y tuve la ocasión de ver su enorme colección de instrumentos: fabricados, encontrados, comprados, regalados... Aquí lo vemos afinando uno de los salterios que él mismo fabrica y enseña a fabricar en los talleres que imparte:
Pero si hubo alguien especial para mí durante todos los días que duró el festival, ese fue sin duda Toni Morejón. Por eso he querido dejarle para el final. Su trabajo era traducir al alemán los cuentos que yo contaba en español, para que el público pudiera seguirlos sin problema, pero se convirtió en mucho más que un simple traductor simultáneo y ahora puedo decir que espero que sea mi amigo durante muchos años. Yo le llamaba "mi sombra", porque íbamos a todas partes juntos.
Más allá de la labor que le habían encomendado, Toni me ayudó a entender los cuentos de los otros narradores y me deleitó con canciones que entonaba maravillosa y constantemente en español, portugués, francés, alemán... Nunca estaba cansado para cantar. Pese a su juventud (sólo tiene 18 añitos), me sorprendió su madurez, su cultura, su curiosidad y su fluidez con los idiomas. Además, fue increíble la rapidez con la que acomodamos nuestros ritmos y la facilidad con la que seguía mis cuentos, convirtiéndolos al alemán casi palabra por palabra y siguiendo mis inflexiones de voz y de ritmo, sin obligarme a perder esa frescura y espontaneidad que debe caracterizar la presentación de una buena historia. Abajo podéis verle durante nuestro último cuento del sábado, casi a las doce de la noche y después de un larguísimo día, sin perder en ningún momento la sonrisa.
¡Muchas gracias, Toni!
Continuará...
To be continued...